Áspero

Ni siquiera te pedí que me leyeras entre líneas.
Si me escondo será porque no quiero que me encuentren.
Yo tendré mis razones... a tu modo de ver válidas o no,
pero son mías.. y si algo de respeto por mí tienes,
has de repetarlas aunque no las compartas.
Es claro que yo estaba albergada en un lugar público
pero no por ser público era de facil acceso.
A mí llegaban quienes buscaban la letra de alguna canción,
unas palabras de amor para una cita romántica,
sentirse acompañado tras algún desconsuelo...
Y no me molestaba tener esos visitantes,
es más, me ponían orgullosa...
También aquellos naúfragos que llegaban quién sabe cómo
y veían en mi lugar un espacio para descansar
incluso hacer campamento para volver de cuando en cuando.
Sé que puse algunos carteles por ahí, no lo niego,
pero era justo en espacios como el mío, o así creo,
lugares de poesía, cuentos y literatura.
Pero lo que jamás quise fue ponerme al descubierto
de curiosos que viniesen en busca de chimentos,
de esos que tratan de entender por qué es que no me muestro,
de esos que no le importa el modo de lo escrito,
sino qué pueden sacar de verdad de eso...
No me interesaba que supiesen que antes quería morir,
que estuve tan enamorada al punto de dejar de respirar
que aún conservo tres o cuatro amores al mismo tiempo
qué cosas me hacen llorar, reir, mis ilusiones y fantasías,
que estoy enamorada de algún holograma que por ahí anda,
que otro a veces se apodera de mis sueños desvelados.
Pero quizá el error fue mío, cuando te invité no te mostré
el cartelito de advertencia... perdoname,
es que me cuesta desconfiar de aquel que me besa.

Emilia Prats