Papillon
que tu cama se convierta
en tu única guarida
y en tu propia cárcel.
El día que necesites
que te abracen y
encontrar un pecho donde
reposar y ahogar tu llanto.
El día que precises
que la causa de tu tristeza,
ese amor no correspondido,
te seque las lágrimas
con un tierno beso.
El día que tengas la certeza
que ese gesto no ocurrirá
pero ese hálito de esperanza
alimente la misma ilusión
que infecta tu herida.
El día que te conformes
con apenas una sonrisa
aunque sea pequeña.
El día que sientas
que las nubes se alejan
si tienes la dicha de contemplar
esas sonrisas radiantes,
que pocas veces se asoman,
como el sol después de la lluvia
con pájaros cantores
y arcoiris multicolor.
El día que envidies a la mariposa
por su corta vida y anheles
ser como ella para volar
aunque sea un día a tu lado...
Quizá ese día sabrás lo que siento,
entenderás lo que es amar
y no ser correspondido.
Emilia Prats
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3 comentarios:
Lo has sentido? No sé si el no ser correspondido sea la razón por la que en esta etapa de mi vida todo se vea tan decolorado y angustiantemente calmo pero lo que si sé es que este poema tuyo me ha llegado profundamente. Te seguiré leyendo. Gracias.
Lamento que estés pasando por esta misma triste sensación que hoy atraviesa mi alma...
Muchas gracias por tu visita y por dejar marcadas tus huellas, cuando quieras eres bienvenido a tomarte este pequeño paréntesis en el tiempo...
En verdad es reconfortante llegar a reclinarse sobre este grande paréntesis, no tienes por que dar las gracias, sólo espero que estos paréntesis hinquen sus puntas más seguido en este espacio... veo que también gustas de los puntos suspensivos... Por cierto, gracias por tu comentario mili.
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