Otra vez

A morci

Me fui sin saludarte,
no me llamaste,
no fuiste capaz de vencer tu orgullo
y pedirme que no me marche,
que no me escape,
que te dé un beso y deje de decir boludeces,
que no necesitás que te imponga nada,
que no te hace falta tiempo para pensarlo,
que ya lo sabés, que lo tenés muy claro,
que me amas, que me necesitás,
que querés pasar conmigo toda tu vida.
Pero no, no pudiste decir eso,
sólo te salió la ironía
y me dejaste ir.
Otra vez me dejaste partir.
Pareciese que no hubieses escuchado
que todo lo que dije resultó en vano,
o que yo realmente tenía razón,
que necesitás pensar si me amás.
Me dejaste abrir la puerta,
cerrarla y alejarme.
Me viste apagar la luz,
probablemente esperando que me dé vuelta.
Pero te equivocaste,
no soy yo la que tenía que ceder esta vez,
yo sé que quiero estar con vos,
que te necesito, que te amo,
que sin vos no puedo vivir,
pero por lo visto tendré que aprender.
Vos podías evitar que me vaya
y otra vez no lo hiciste.
Entré a mi casa,
agarré el teléfono inalámbrico
con la esperanza de recibir tu llamado,
pero tu orgullo o tu duda
no te permiten discar.
Prendí la computadora
y empecé a escribir este poema,
recordando como otra vez me dejás partir.
Ya pasó una hora y sigo acá,
con el teléfono a mi lado,
y aún sigo esperando...
Emilia Prats.

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