Seguiré viviendo

A morci.

Pará, pará, dejame aclarar algo:
yo no lo dejé partir,
él se fue solito,
yo le di la oportunidad
de quedarse, él no quiso.
Yo no lo dejé partir, él se fue, solito.

Si él me deja,
mi vida parecerá vacía.
El aire correrá por mis pulmones,
pero, ¿con qué sentido?,
si no puedo aspirar sus suspiros.
Me despertaré cada mañana,
pero, ¿para qué?,
si no voy a poder observarlo
al costado de la cama.
Me levantaré e iré a trabajar,
pero, ¿con qué fin?,
si no me quedan proyectos para ahorrar.
Mis manos se seguirán moviendo
pero no le podrán escribir
aquellos lindos versos de amor.
Mis pies seguirán caminando
pero no podrán llevarme a visitarlo.
Mis piernas seguirán bailando,
condenadas a hacerlo solas.
Mis ojos seguirán viendo
pero sólo podrán ver su silueta.
Mi piel seguirá sintiendo
pero ya no se estremecerá al sentir su piel.
Mi cuerpo se sentirá solitario
sin la presencia de su cuerpo.
Mi ser no tendrá fin,
¿de qué sirve ser mujer si no es con él?
Mis poemas, si es que sigo escribiendo,
no tendrán tú, tendrán él.
Las horas pasarán tortuosamente,
si él no está.
Las primaveras serán invierno.
La luna no tendrá sentido.
El sol me dará lo mismo,
de igual modo tendré frío.
Las noches no serán más que eso: noches.
Pero los sueños no cambiarán,
serán siempre los mismos:
en un mundo de fantasía
donde él y yo, algún día,
viviremos juntos.
Si él se va para siempre,
si él me deja,
mi corazón seguirá latiendo
pero yo estaré muerta,
en vida.

Emilia Prats.

<<Índice

Vuelta de página>>